Puff, la
verdad, no sé qué decir de esta tercera y última parte de la saga “El ángel de
la noche”… Me gusta y Kylar es un personaje genial que echaré de menos, pero
este libro me ha sabido a poco. Yo creo que es el peor de los tres.
No me
malinterpretéis, no voy a ponerle el vídeo de Los Simpson que pongo a loslibros que menos me gustan, para nada. Es un libro estupendo, simplemente me ha
provocado una sensación que no sé definir bien, que hace que me parezca
inferior a los dos anteriores.
El comienzo
es más brusco que en el anterior, aunque eso no tiene nada de malo. Quizá el
principio del segundo era demasiado “doméstico”. Ahora, en cambio, retomamos la
acción justo por donde se quedó en el final de Al filo de las sombras. Deduzco que ya lo habéis leído y por eso os
interesa esta reseña. Si no es así, dejad de leer, porque podría desvelaros
cosas que no sepáis de esa segunda parte…
El caso, que
hay tensión desde el principio, con Logan renunciando a la corona, Durzo vivo,
ejércitos luchando entre sí y Kylar manco de la mano derecha, con lo terrible
que es eso para un joven de 18 años y virgen…
La relación
con el Ka’kari se amplía, llegamos a saber más de él y hasta se convierte en un
personaje activo de la novela, se suelta la lengua y se transforma en un
parlanchín al que le encanta picar a Kylar, que por cierto, lo usa siempre en
ropa interior para que marque mejor sus músculos, así que si alguna vez
hicieran una peli de esta saga seguro que fichan al Taylor no sé qué, el Jacob de Crepúsculo,
vamos…