No hay muchas
novelas que se desarrollen en Oriente. En especial dentro de la novela
histórica. Así que si os atrae el tema, El
lector de cadáveres es una opción.
Se trata de
una novela de Antonio Garrido, que narra las peripecias de Cí, un muchacho chino
que estudiaba para magistrado y deseaba convertirse en juez, una profesión muy
respetable en su país en esa época (s. XII). El caso es que todo se estropea
cuando fallece su abuelo, pues la tradición obliga a que vuelva al pueblo con
su familia, abandonando los estudios. Allí vive con su hermano Lu, que no es
muy simpático, sus padres y su hermana enferma, y espera ansioso que se cumpla
el plazo de luto y regresar a la ciudad. Pero todo se va al traste por una
serie de circunstancias terribles: aparece muerto un habitante del pueblo, el
padre de su prometida, y según parece demostrarse el culpable es su hermano.
Inmediatamente después un rayo provoca un derrumbe que destruye su casa, y solo
sobrevive su hermana. Para colmo, Cí es engañado y se ve obligado a huir con su
hermana, perseguidos por la justicia.
La novela
desgrana la historia del joven, que se basa en un personaje real: Song Cí
(1186-1249), autor del más importante tratado científico sobre la clínica
forense de la historia: el Hsi Yuan
Hsiang i. Eso es lo que explica el autor, cuando nos cuenta que un
personaje tan especial fue el que le inspiró. Los acontecimientos de la novela
son irreales, pero el personaje, la cultura china de la época, etc. son
verdaderos.
El joven Cí
deberá a lo largo de las páginas de la novela limpiar su honor y el de su
familia, cuidar de su hermana y formarse como lector de cadáveres: como juez
experto en resolver crímenes, descubriendo con el examen del cuerpo un sin fin
de pistas.