El guardián invisible es el primer
volumen de una trilogía escrita por Dolores Redondo y protagonizada por la
inspectora Salazar, Amaia Salazar.
Se trata de
una novela policiaca, pero que mezcla la resolución del caso con aspectos
folklóricos y esotéricos. Lo mejor de la novela es que se desarrolla en
Navarra, así que tiene un toque más nuestro y nos enseña que aquí también
hacemos las cosas al estilo norteamericano, o por lo menos al que nos muestra
Hollywood. Qué, ¿ya pensabas que en España todavía iban los inspectores con
lupa y que en la sala donde en el extranjero tienen un laboratorio forense aquí
han puesto una taberna para jugar al dominó? Pues no. Resulta que podríamos
hacer un C.S.I.: Alpedrete sin
problema, oiga.
Que la
protagonista sea española no quita para que sea una gran inspectora gracias a
que ha estado formándose con el F.B.I., todo hay que decirlo, pero sigue
creando el efecto de algo más cercano, así que me ha gustado más que novelas
similares desarrolladas en otros países. Y tampoco es que se desarrolle en
Chiclana y salgan todos los personajes vestidos de faralaes. No aparecen
tópicos y la acción tiene lugar en Navarra, en Elizondo y el bosque del Baztán.
El argumento
es el siguiente: En las orillas de río Baztán aparecen muertas unas jóvenes. Las encuentran
desnudas, estranguladas, en una postura extraña y con el chimichurri cubierto
con un bollo típico de la zona, el txatxingorri (“manteca, harina, huevos, azúcar, levadura y chicharrones fritos para
hacer una torta, una receta ancestral”). Además, lo más extraño es que
aparecen pelos de diversos animales. Las leyendas y tradiciones de la zona
hacen que se tome como culpable a una mítica criatura de los bosques, el
basajaun, una especie de homínido gigante que vive en el bosque y lo protege.