Bueno, pues Al filo de las sombras es la segunda
parte de la trilogía El ángel de la noche.
Voy a dar por supuesto que si leéis esto es porque habéis leído ya el primer volumen. Así, si digo algo que os destripe el primer tomo, luego no digáis que
no lo avisé. Si no lo habéis leído, leedlo antes y luego leed esta reseña. O por lo menos pasad la sinopsis, id directamente abajo, a donde pone "Más información", y clickad, y seguid leyendo por ahí. Aquí
no voy a meter spoilers de esos del segundo volumen, pero sí habrá del primero,
pues obviamente continuamos por donde lo dejamos ahí.
Bien,
aclarado esto, si seguís leyendo y acabáis de enteraros de que Durzo muere al
final del primer libro, se siente, os lo advertí.
El caso es
que la ciudad ha sido conquistada, el rey dios Garoth ostenta el poder, nadie
sabe que Logan y Jenine siguen vivos y Kylar solo desea comenzar desde cero con
Elene y Uly.
En la ciudad
caída, Jarl es el nuevo shinga, asesorado por Mama K. Pero no es un shinga
común, pues posee un lado bueno, y hasta conspirará con el general Agon para
tratar de recuperar la ciudad de manos de los Khalidorianos. Eso pasa por acabar
con el rey dios, y claro, es una misión clara para Kylar. Sin embargo, el joven
y portentoso ejecutor, que tiene más peligro que los gremlims cantando bajo la
lluvia, desea dejar el camino de las sombras, cambiar de vida y ser feliz junto
a Elene y la niña que han adoptado, Uly, hija del difunto Durzo.
La peculiar
familia abandona la ciudad y se traslada, tras fingir la muerte de Kylar, a
Caernarvon, una ciudad bastante más segura, donde comienzan una vida pacífica
junto a la tía de Elene.
Pero las
cosas nunca son tan sencillas, ¿verdad? Kylar pronto se verá desgarrado entre
su moral, que repugna del asesinato y lucha por convertirse en boticario, y su
instinto, que le llama a responder con violencia cuando sea necesario. Es un
poco como Spiderman, que siempre estaba con el coñazo ese de los remordimientos
y la divisón interna. Afortunadamente, aunque para Kyler es algo muy importante
y a lo que da muchas vueltas, no aburre.
Y sea como
sea, al final ocurre lo que debe ocurrir para que pueda existir una novela de
casi seiscientas páginas: que las cosas se complican y se descontrolan. No os
diré cómo, ni qué ocurre después de este comienzo, tendréis que leerlo.
Lo que sí
diré es que esta segunda parte es esencialmente diferente a la anterior.
Mientras que antes todo era más oscuro, porque Kyler y su maestro eran
asesinos, criminales, y había más violencia y corrupción, esta segunda parte se
centra más en la comprensión de lo que es el Ka’kari y cómo lo emplea Kylar.
Pero vemos a este mucho más como un héroe, no como un asesino hacia el que
debemos forzar nuestra empatía.
Si buscáis
mucha acción, pensando que los acontecimientos del primer tomo la
precipitarían en este, estáis equivocados y os vais a decepcionar. El final es épico,
lo mismo que el anterior, pero hay pocas aventuras más. No me malinterpretéis,
a mí me ha gustado más esta segunda parte que la anterior, pero hay muchos
menos picos de acción y aventuras. Hay, por el contrario, más frustraciones por
chascos del destino, que parece burlarse a menudo de los personajes, cuando
pasan cerca de alguien que buscan, por ejemplo, pero no lo ven, cuando deberían
saber algo pero no lo saben, o cuando están a punto de descubrir algo pero por
azar se esfuma la oportunidad.
Todo esto
redunda, claro, en el fuerte indiscutible que comparte este tomo con su
predecesor: la complejidad de la trama. De hecho, no podemos hablar de una
trama, sino de un conjunto de ellas que van desarrollándose, a veces tocándose
e interfiriendo unas con otras, pero otras incluso independientes, como si
fueran historias de libros distintos. Prácticamente cada personaje tiene una
motivación, oculta o no, por lo que cada uno desarrolla su propia trama. Es
algo que ya ocurría en el volumen anterior y que presta mucha complejidad a la
obra, convirtiéndola en algo especial. Además, creo que en este segundo tomo
hay menos confusión para el lector debida a los motivos secretos de cada
personaje que en el anterior.
Aun así,
sigue siendo complicado, pues muchos personajes apenas esbozan sus
motivaciones, como Neph Dada, la hermana Ariel, etc. Porque esa es otra: en
este tomo se ahonda mucho más en la historia de personajes que aparecían
someramente en el anterior, y aparecen otros nuevos. Mama K y Agon, el rey
dios, Vi… Los conoceremos mejor, su historia y sus relaciones. Y personajes que
antes no eran tan importantes cobrarán importancia.
Poco más os
puedo decir. En general me ha gustado, ya os digo, como el anterior o más,
aunque el estilo es sutilmente distinto. Al comienzo hay más referencias
sexuales, en plan gracia, y toda la primera parte es una especie de ironía
sobre la vida doméstica, con los esfuerzos de Kyler por forjarse una vida
normal. Ciertamente este tomo explota mucho más la ironía y el humor. No es que
el primero careciera de estos atributos, pero aquí son más evidentes. Hay una
escena al comienzo, cuando Kyler y Elene van a comprar unos aros de compromiso.
Solo que no son anillos, y la escena está cargada de alusiones donde el término
“perforarse” aparece a menudo…
Y me gustaría
destacar que también se hace más evidente la influencia de la saga “La rueda
del tiempo”, especialmente en el apartado de la magia. Si ya lo comenté en el
primer volumen, acerca de las tramas con las que se usa la magia, que se pueden
ver y sentir, y con ellas se tejen los hechizos, ahora aparece también la
Serafín Blanca, homóloga a la Torre Blanca de la saga de Jordan, con hermanas
divididas entre las que se casan y las que no, y que reclutan niñas con
Talento, y con la hermana Ariel, que con su carácter despistado, su sabiduría y
su habilidad para manipular a los demás sin que se enteren siguiendo designios
que solo ella conoce, recuerda a las claras a una Verde de “La rueda del
tiempo”. A ver si un día os hago una reseña de esta saga, que es de mis
favoritas…
Por lo demás,
sigo opinando que se trata de una de las sagas de literatura fantástica más
recomendables, como la de Jordan o la de Rothfuss, como comenté ya en la
anterior reseña. Y me reitero en que quienes la recomiendan como parecida a la
de Rothfuss y como “premio de consolación” mientras se espera que salga un
nuevo tomo de aquella, no ven que la saga de El ángel de la noche es lo bastante digna por sí misma como para no
necesitar que se la trate como un sustituto de otra de éxito.
En cuanto a
quién va dirigida, pues lo mismo que el anterior volumen: lo pueden leer todos
a quienes les apasione la literatura fantástica. Hay violencia, pero no gore ni es algo
en lo que Weeks se recree. Hay tacos y demás, pero seguramente los jóvenes
pueden leerla también sin escándalo de sus padres.
Y ya
solamente voy a comentar un par de cosas más. Por un lado, que me ha
proporcionado otra buena definición del amor. Si Blanca como la nieve, roja como la sangre ya me dejó una muy buena,
ahora debo sumarle otra: cuando amas, la baba de la otra persona se vuelve
entrañable y no te importa que te caiga por encima. Es algo en lo que Kylar
medita al principio, viajando en un carro y con Elene dormida sobre su pecho.
Y la otra es
que después de reconoceros que el primer tomo había sido el primer libro del
que había leído los agradecimientos, me he encontrado con que este no tiene.
¡¡No tiene agradecimientos!!??
-Título:
Al filo de las sombras.
-Autor:
Brent Weeks.
-Género:
Narrativa fantástica.
-Editorial:
Plaza&Janés o Debolsillo.
-Precio:
9,95€ en bolsillo.
-Isbn:
9788499893983 en bolsillo.
-Alma:
sarcástica e irónica, envuelta en sombras e invisible, pero heroica.
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