miércoles, 26 de junio de 2013

El circo de la noche

 

Nunca me he sentido tan desconcertado con un libro como con este El circo de la noche. Y es que no tengo ni idea de si me ha gustado o no. Si tuviera que arriesgar un veredicto sin más remedio, creo que diría que no… El problema es que en muchas ocasiones se me hacía pesado. Hay veces que es lento o simplemente aburrido. Pero también tiene momentos tan originales y especiales que me da pena descartarlo tan alegremente. No me atrevo a recomendarlo, pero tampoco quisiera quitarle a nadie la idea de leerlo. Aquí simplemente os voy a explicar algunas cosas del libro, y luego ya decidís vosotros si os merece la pena invertir tiempo en él.
 

 
El Circo de la noche no es un circo normal. Ya no solo porque aparezca repentinamente y desaparezca del mismo modo, ni porque nadie sepa en qué ciudad se instalará, ni siquiera por su peculiar horario nocturno o su estética que olvida cualquier color que no sea blanco o negro. No, el verdadero factor que lo hace especial es que casi no podríamos llamarlo “circo”, al estilo de los de “¿Cómo están ustedes?”, sino que es realmente una sucesión de experiencias sensoriales, un verdadero mundo aparte. Para empezar, no se estructura en una gran carpa con gradas para los espectadores y pistas para los artistas, sino que es un laberinto de senderos que desembocan en pequeñas carpas o plazas, donde el espectador puede elegir entrar o no, contemplar el espectáculo que se desarrolla ahí o continuar su camino. Y no solo hay malabaristas y contorsionistas, sino que algunas carpas escondes secretos y magia.

Pero el circo, a pesar de toda su magnificencia, no es más que un escenario, donde se desarrolla la trama de la novela: Desde hace mucho tiempo se celebra una competición. Próspero el Encantador, el ilusionista más famoso del mundo (gracias a que realmente puede hacer magia: es un mago que hace pasar su talento por simples trucos de ilusión), y un extraño personaje, el hombre del traje gris, el Sr. A. H., que comparte la habilidad mágica del primero, llevan realizando la competición desde hace mucho. Cada uno entrena a un pupilo, que luego deberá enfrentarse al de su contrincante para ver quién es mejor. Pero no con un duelo mágico. Todo es mucho más sutil.
En esta ocasión se enfrentan Celia y Marco. Aunque ellos ni siquiera saben quién es su oponente. Todo lo que saben es que para vencer deben realizar prodigios cada vez mayores para el Circo. Jardines de hielo, árboles de los deseos, criaturas de papel y niebla… Cosas imposibles que deslumbran a los espectadores y  hacen que el circo sea tan especial. Y aún sin conocerse, a través de sus obras van descubriendo al otro, y hasta van surgiendo sentimientos que no deberían surgir siendo competidores.
Esta sería la trama principal de la novela. Creo que tampoco me ha quedado muy atractiva, no sé muy bien cómo explicárosla. Quizás es una especie de historia propia de Tim Burton. Pero mucho más compleja, porque a ella se suman varios personajes misteriosos, tramas secundarias, etc.  Los personajes están tremendamente elaborados, y hasta en los más secundarios se aprecia antes o después la influencia que el Circo ejerce. Además, la narración se divide en dos partes, una que comienza cuando Celia y Marco son niños y que va avanzando temporalmente con ellos; y otra, varios años después, con una historia paralela. Ambas ramas van intercalándose, y la una se debe a la otra, y se explican y complementan mutuamente.
Es un libro complicado. Ya os digo que en ocasiones me cansaba y aburría, pero otras me captaba completamente. Me gusta especialmente la introducción a algunos capítulos, donde no aparecen los personajes, sino que la autora, Erin Morgenstern, se dirige directamente al lector para presentarle el circo, como si tú mismo fueras paseando por él. Y el estilo es tan directo que me llamó la atención, pues no suele encontrarse en las novelas:
“De pie en una plataforma en mitad del gentío, lo bastante alto para que se las pueda ver bien desde cualquier ángulo, se aprecian dos figuras inmóviles como estatuas. (…) Da la sensación de que están abrazados, aunque en realidad no se tocan. Cada uno de ellos tiene la cabeza inclinada hacia el otro y los labios inmóviles, en el momento anterior (o posterior) al beso. Aunque los observas durante un buen rato, no se mueven. No estiran los dedos, no pestañean. Ni siquiera parece que estén respirando.
–No son de verdad –comenta alguien a tu lado.
Muchos espectadores se limitan a echarles un vistazo antes de seguir caminando, pero cuanto más tiempo los observas, más fácil te resulta detectar el sutil movimiento (…). Cada uno de ellos gravita sin fin hacia el otro. Y, a pesar de ello, no se tocan.”
MORGENSTERN, E. (2012). El circo de la noche. Barcelona: Planeta, p.329-330. ISBN:9788408111696.

 
No sé tampoco para quién podría ir dirigido especialmente el libro. En fin, si eres chico y te gusta solo la acción, pues pasa de esta novela. Para el resto… si eres joven pero no te asusta una lectura que a veces puede ir algo lenta; si eres mayor pero no te importa que una historia contenga magia y algo de fantasía; si no buscas una novela de amor cursi y si eres capaz de dejarte llevar por una historia en la que ser mago no tiene nada que ver con Harry Potter, sino con crear ilusión, entonces quizás te guste. O puede que no… Yo os dejo aquí el primer capítulo, para que decidáis vosotros mismos. Y en caso de duda, siempre se puede esperar a que salga en bolsillo. Así, si luego no te gusta, siempre queda el consuelo de que te has gastado menos…
Por cierto, no sé qué carajo pinta esa portada. No veo que tenga nada que ver. La original era más adecuada:
 
 
-Título: El circo de la noche.
-Autor: Erin Morgenstern.
-Género: Narrativa.
-Editorial: Planeta.
-Precio: 19,90€.
-Isbn: 9788408111696.
-Alma: En blanco y negro, de bruma y fuego blanco, con sabor a ratoncillos de chocolate.

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