Diario de un librero: anécdotas

La gente siempre te sorprende. Por más que te hayan pasado cosas, siempre queda algo por descubrir. Hoy voy a contaros un par de anécdotas.

Sin ánimo de ponerme sexista, hay que reconocer que reconocer que en general las chicas son más inteligentes que los chicos. O por lo menos a ellas se les nota menos cuando no lo son, a los chicos nos sale más el lado cavernícola. Y además, bendita ignorancia, ¡qué tranquilo se vive con ella…! Pues en cierta ocasión, estaba yo en medio de la librería, en esto que se me acercó un chico joven. Tenía un aire muy desconcertado, como de no saber para dónde tirar, y me preguntó, con cierto desespero: “Por favor, ¿los libros de leer?”. Yo me quedé un poco descolocado. Mi primer pensamiento fue  algo del estilo de si hay algún libro que no sea de leer, pero bueno, en realidad, existen libros de ilustraciones, libros para colorear los niños y demás. No tenía edad ya para un libro de colorear, pero cosas más raras se han visto… Así que, extendí el brazo y describí un gesto circular a lo Mufasa cuando le dice a Simba aquello de “todo lo que baña la luz del sol es nuestro reino”, mientras exclamaba muy ufano: “Nos rodean”.

Pero pasa mucho lo de encontrar gente en la librería que realmente no sabe qué hace allí. Es el problema de que un libro sea un regalo muy socorrido. En otra ocasión se me acercó otro chico, también joven. Cómo está la juventud… Me dijo: “Perdona, las novedades y eso, ¿las tenéis en algún sitio en concreto? Es que nunca he comprado un libro”. ¡Bendito sea! Le enseñé las novedades y estuvo un rato mirándolas. Al final se llevó un disco.

Pero el extremo opuesto también existe, cuando llega el típico listillo que piensa que por fuerza eres un pobre tonto al que tienen ahí para despachar, seguramente a cambio de alguna subvención estatal. No falta el clásico señor maduro empeñado en que ya está a la venta un libro que todavía no ha salido pero que él, por fuerza difusa, ha visto ya en otra librería. Es como las fotos de ovnis, esas borrosas, que siempre las ven otros. Y por más que le dices “mire usted, nos va a venir, pero no se ha publicado aún” (por no decirle: "pues mire usted, si lo ha visto en otro lado, ¿por qué no lo ha comprado allí?"), pues él se emperra en que por ahí sí lo venden ya, y hace llamadas, y navega con su iPhone, y termina yéndose gruñendo pero sin decirte “pues es verdad, me habré confundido”.

En este extremo se sitúan también las señoras. Bastante tiempo he llevado la zona de infantil de la librería, por lo que casi conocía cada libro infantil o juvenil que tenía y dónde estaba colocado. El problema es que mi aspecto, por ser el de un chico joven, no les debe de dar confianza. Así que también sucede que venga una señora a preguntarte por un libro, le digas que no lo tienes y con las mismas vaya a preguntarle a algún/a compañer@, porque las señoras son muy de no fiarse, no sé. Lo mejor es que entonces viene el/la compañer@ con la señora a remolque porque el que sabe de infantil soy yo, y me pregunta por el libro. Claro, entonces la señora se pone muy colorada, pobrecica.

Afortunadamente esto solo pasa a veces, y a menudo, cuando recomiendo un libro a alguien, se ve que lo hago bien, porque una vez superada esa primera impresión de que “por ser joven no puede ser que lea”, luego ya vuelven para que les recomiende más.

Así que pequeñas criaturas, si pensáis que un dependiente no os trata bien y queréis una segunda opinión, pedidla, pero no si simplemente prejuzgáis. Y procurad que vuestros niños lean, que es muy triste que te digan que nunca han comprado un libro.

Pd.: ¿Habéis visto la foto de esta entrada? La idea de crear un libro con cualquier imagen que queráis la he sacado de otro blog, uno que he escubierto hace poco y que me parece genial, porque en él se explican muy bien un montón de cosas útiles sobre Blogger, y de la manera más clara y sencilla que he visto en la red. A mí, que no tengo ni idea de esto, me ha sido útil, así que os lo recomiendo. Es  Lireth.blogspot.com, y lo de hacer un libro lo podéis ver aquí.