Un lugar en el que nunca he estado es el
debut de Rosie Alison. El libro me llamó la atención cuando salió, así que
ahora que está en bolsillo, me lo he comprado. Mas nunca lo hiciera…
Es una novela
insulsa, no mucho, pero lo suficiente como para resultar tediosa. Se da un aire
a La casa de Riverton, solo que con
la Segunda Guerra Mundial en vez de la Primera, y sin la profusión de detalles
y calidad literaria que adornaban la novela de la Morton, aunque fuera otro
tostón de cuidado.
El argumento
no estaba mal: con motivo de la Guerra, los niños de Londres son evacuados al
campo. Entre ellos se encuentra Anna, una pequeña que acaba viviendo en Ashton
Park, una fabulosa mansión perteneciente a una antigua familia, marcada, no
obstante, por la desgracia, donde será testigo de una conmovedora historia de
amor y pérdida. Así es como nos lo venden y sí, testigo fue, de primera mano,
más que nada porque en cierto pasaje la pequeña estaba escondida en un armario
mientras fuera dos adultos retozaban y ella se preguntaba acerca de los
enigmáticos gemidos que se les escapaban.
Anna
realmente no es la protagonista de la novela, pues es tan coral que no podemos
decir que haya un personaje principal. La pequeña se ve separada de su madre,
Roberta, al evacuarla por miedo a los bombardeos. Es un poco el hilo conductor
de las tramas que involucran a los demás personajes, simplemente.
Roberta, su
madre, queda en Londres, alejada también de su marido, que sirve en Egipto.
Esta soledad transformará su vida, al creerse más independiente, una vez que
supera la nostalgia.
Elisabeth y
Thomas son el matrimonio Ashton, dueños de la mansión donde acaba residiendo
Anna. Forman una triste pareja, casada por un flechazo que muchas veces se ha
enfriado y pocas vuelve a arder. Y con sus vidas marcadas por la invalidez de
él y la incapacidad de tener hijos, lo que les llevó a transformar su casa en
colegio para acoger a los evacuados.
Y luego están
los demás personajes: el ama de llaves, el mayordomo, los profesores y
profesoras… Que se unen a una historia que nos va desgranando la vida de la
familia Ashton y responde a la pregunta que se plantea en el prólogo de cómo
pudo ser que una dinastía terminara extinguiéndose teniendo cuatro vástagos
dispuestos a perpetuarla. Se nos narra así su pasado y los motivos de sus
infelicidades, las pérdidas que los han conducido a la situación en que se
encuentran. Pero se hace tan pesado que uno se aburre, y ni siquiera un par de
giros argumentales bastante drásticos consiguen despertar al lector de su
modorra. Al principio te das cuenta de que es lento y soporífero, pero lees
atentamente por si acaso. De la mitad para adelante, acabas saltándote párrafos
para terminar antes.
Por lo demás,
la novela tiene dos características principales: los matrimonios desgraciados
donde los cónyuges no se aman o no son capaces de amarse, y las ganas de todo
el mundo de refocilarse con alguien, sean pintores, profesores o cornetas. Sí,
sí, cornetas, y no, no voy a hacer el chiste fácil.
En fin, una
novela que me pareció interesante pero que me ha decepcionado profundamente. No
puedo más que volver a expresar mi veredicto a través de las palabras de Homer.
Por favor, pulsad play:
Esperemos que
la obra de Rosie Alison no haga más que mejorar en el futuro, aunque yo me
plantearé seriamente volver a leer algo suyo sin asegurarme previamente que no
va a ser otro chasco.
Os dejo elprimer capítulo para que lo leáis, pero cuidado, no os dejéis engatusar,
aseguraos de que os va a gustar.
-Título:
Un lugar en el que nunca he estado.
-Autor:
Rosie Alison.
-Género:
Narrativa.
-Editorial:
Debolsillo.
-Precio:
8,95€
-Isbn:
9788499895154.
-Alma:
de guerra y bombas, infertilidad y cipreses, amor e infidelidades.
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