Un buen
libro. Personalmente me gusta Agatha Christie, aunque tenga novelas mejores y
peores. El género policíaco no es mi favorito, pero me atraen este tipo de
historias, de corte más tradicional y en las que te pasas hoja tras hoja
pensando en quién será el culpable y descartando cada poco al candidato de
turno. Mucho mejor que la literatura
negra actual, influida por la nueva tendencia de explicarlo todo científicamente
y resolver los casos en un laboratorio forense. Es increíble la de sitios en los que tenemos ADN, casi da apuro ir de visita a casa de nadie, porque hagas lo que hagas, parece inevitable dejárselo todo perdido de restos tuyos. Mi vida ya no es la misma cada vez que voy a un hotel después de ver C.S.I., que hay restos de guarradas hasta por las paredes, que uno se pregunta dos cosas: 1, que cómo se las arreglan para salpicar ahí; 2, que dónde venden las lamparitas esas de luz morada para poder ver las cosas y no tocar nada. Y encima te saturan con términos rarísimos (yo creo que la mitad se los inventan, con que terminen en -ogía, en -metría, en -opia o en -osis...). Imaginaos: "manometría esofágica", por ejemplo. A mí me lo sueltan y me pasmo. Ni idea de lo que es, pero me suena fatal (claro, que peor me suena la manometría anal, que también la hay). Prefiero el sistema de
Christie: un protagonista que va haciendo preguntas, recopilando pistas y
atando cabos.
La autora, en
el prólogo, explica que La casa torcida
es una de sus novelas favoritas. Nos cuenta que la gente piensa que todos los
libros que escribe un escritor le suponen placer y le gustan por tal o cual
motivo, pero lo cierto es que a veces se
escribe por compromiso editorial, o se esboza una novela con retazos de tramas
que simplemente sobran de otras historias. En el caso de esta novela, Christie
explica que para ella fue un verdadero placer escribirla, y eso explica,
seguramente, que sea bastante buena.
La trama os
la explicaré brevemente para no desvelaros nada:
El protagonista es Charles, un
joven inglés que, al terminar la Segunda Guerra Mundial, desea casarse con
Sophia, una chica que conoció en el transcurso de la contienda. Pero cuando, tras el conflicto bélico, ambos se encuentran en Londres,
sucede algo imprevisto: el abuelo de Sophia, Aristide Leonides, un
multimillonario griego, fallece. El buen señor, un poco feo y enano, pero con
gran personalidad (es lo que siempre se dice en esos casos…), contaba ya con
sus buenos 80 años. Sin embargo, la muerte no es natural, se trata de un
asesinato. En él puede estar implicado cualquiera de los que vivían con él en
su extravagante mansión: Philip o Roger, los hijos que quedan con vida de
Aristide, con sus respectivas esposas; la jovencísima segunda esposa del
anciano; los nietos; el preceptor de estos; una tía solterona; la nanny y los
criados. Y Sophia no desea casarse hasta que el misterio se aclare. Así que
Charles se pone manos a la obra…
Cada
personaje es más sorprendente que el anterior. Tienen distintas personalidades,
con sus puntos claros y oscuros, de forma que no puedes estar seguro de quién
es inocente. Pero esta novela no es como otras similares, incluso otras de
Christie, en las que el protagonista se guarda para sí los descubrimientos,
dejando que el lector se considere a sí mismo un poco obtuso y resolviéndose
todo al final como por arte de birlibirloque, al descubrirse un montón de
pistas en las que ni habías reparado. No, algo que me ha gustado en esta novela
es que las pistas se van presentando. Que al leer las veas o no, ya es cosa de cada uno, pero al llegar
al final no puedes negar que estaban allí, así que no te sientes defraudado y
manipulado, aunque no logres adivinar quién es el culpable.
Se lee
fácilmente, y no es muy larga, al estilo de las novelas de Christie. Además,
los personajes no se confunden entre sí, algo que a veces ocurre en novelas de
esta autora, donde no sabes bien quién es quién. Por el contrario, se trata de
una historia que engancha y gusta.
Hay una parte
que me llamó la atención, pues me pareció una reflexión profunda y algo inquietante. No
tiene que ver con la trama principal, así que os la transcribo aquí. Se trata
de la opinión de uno de los personajes sobre quién puede ser un asesino:
“Algunos de ellos han sido unos chicos
extraordinariamente simpáticos. (…) Muchas veces se tiene la impresión de que
hombres agradables y corrientes cayeron en el asesinato casi por accidente. Se
encontraban en una situación muy difícil o deseaban algo apasionadamente,
dinero o una mujer, y mataron para conseguirlo. (…) Un niño se enfada con su
gatito, dice “te mataré” y le golpea en la cabeza con un martillo ¡y luego se
le destroza el corazón porque el gatito no vuelve a la vida! Muchos niños
tratan de sacar de su cochecito a su hermanito menor para ahogarlo porque les
roba la atención de los mayores o porque les molesta en sus juegos. A edad muy
temprana llegan a un grado en que saben que eso está mal; es decir, que si lo
hacen los castigarán. Más tarde, sienten que está mal. Pero sospecho que
algunas personas no maduran normalmente. Saben que el asesinato es malo, pero
no lo sienten. Como resultado de mi experiencia, no creo que ningún asesino se
haya arrepentido realmente. (…) Para ellos es necesario, “la víctima se lo ha
buscado”, era “la única solución”. (…) Creo que la gente mata con mayor
frecuencia a los que quiere que a los que odia. Posiblemente porque solo
aquellos a los que uno quiere de verdad pueden hacer intolerable nuestra vida.”
CHRISTIE, A.
(1948). La casa torcida. Barcelona:
RBA Libros, 2010, p. 117-118. ISBN: 9788498670202.
En fin, una
buena novela, con intriga y suspense, con misterio pero alejada de las novelas
policíacas actuales. Os la recomiendo encarecidamente.
-Título:
La casa torcida.
-Autor:
Agatha Christie.
-Género:
Novela negra.
-Editorial:
RBA.
-Precio:
9,00€.
-Isbn:
9788498670202.
-Alma:
imprevista y con recovecos, con regusto de chocolate envenenado.
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