Empecé este
libro con mucho interés, pues Blanca como la nieve, roja como la sangre, aunque no es una novela perfecta
precisamente, consiguió emocionarme unos ratos y divertirme otros. Me gustaron
varias de sus frases, que me hacían pensar o reír. Y la historia es un típico
melodrama, que no me disgustó tampoco. En general fue un libro que me llegó y
que suelo recomendar.
Así que al
descubrir que D’Avenia ha publicado esta nueva novela, me la compré sin
meditarlo demasiado…
Puff, la cosa
no empezó bien, aunque encontré una frase que me gustó especialmente:
“Hasta el mar parece no tener límites, pero
canta solo cuando los encuentra: al estrellarse contra la quilla se vuelve
espuma; al romper contra la escollera, vapor; al terminar en la orilla, resaca.
La belleza nace de los límites, siempre”.
D’AVENIA, A.
(2013). Cosas que nadie sabe.
Barcelona: Grijalbo, p.13. ISBN: 9788425349102.
El problema
es que es todo así: ampuloso, snob, sobrecargado, barroco. Lady Gaga es
supersencilla al lado del estilo narrativo de este libro. El autor se ha
empeñado en querer demostrar que puede escribir bien, y exclamando “¡ancha es
Castilla!” se ha liado a poner metáforas rebuscadas por todas partes. Es algo
que cansa mucho. Te dan ganas de decir “sí, vale, ya lo he pillado”, y que
empiece a escribir de manera más sencilla. Porque lo poco gusta pero lo mucho
cansa, y eso no es manera de escribir bien, sino de alardear estúpidamente
porque es un estilo que agota al lector. Por ejemplo, en una sola página,
encuentro todas estas frasecitas rebuscadas:
1.- “El
domingo y el mar abandonaron inmediatamente sus poros”.
2.- “Sus ojos
verdes se cerraron y parecieron marchitarse”.
3.- “La luz
del rostro se apagó, como una bombilla fundida”.
4.-
“Funámbula suspendida sobre el hilo de la vida”.
5.-“Ella
salía del vientre del armario”.
6.- “Abrió el
armario y le pareció un desierto de madera”.
7.-“Le
producía la impresión tristemente desoladora de las cosas que solo nos gustan
cuando están llenas: las piscinas, los sobres, las cunas”.
8.- “El vacío
omnívoro del abandono devoró la luz de Margherita”.
Como
comprenderéis, una buena metáfora ahonda en los sentimientos que el autor desea
transmitir, y algunas de ellas son buenas, pero tantas, así, como una ristra de
chorizos, una tras otra, provocan hastío y ganas de estrangular al escritor.
Muy lentamente.
Es agotador
leer un libro que se recrea tanto en la presunción. Carece de la frescura,
gracia e ironía de la anterior novela del autor.
Y todo esto
solo en las primeras páginas.
La cosa
mejora en el segundo capítulo, porque hay más diálogo y el autor no puede
explayarse tanto en la petulancia. En serio, hay frases realmente buenas, pero
quedan eclipsadas por este estilo, que me agota. Mirad, así es el primer
encuentro de los personajes principales:
“Se encontró cara a cara con dos ojos azules,
casi blancos, estrellas de una galaxia perdida. Margueritta, como un marinero
bajo el manto nocturno del cielo, se sumergió en esos ojos y vio algo que se le
asemejaba. Giulio, sorprendido por esas dos heridas verdes y melancólicas, le
sostuvo la mirada el tiempo que necesita un poeta para inspirarse. Pupilas en
las pupilas, experimentaron la sensación de quien se asoma a un abismo a través
de una rendija y un embriagador y sagrado vértigo lo sobrecoge. Para no caer
tuvieron que dejar de mirarse. (…)Él, criatura invencible de la oscuridad, se
había dejado hechizar por una minúscula e insignificante luciérnaga errante en
una noche de verano”.
D’AVENIA, A.
(2013). Cosas que nadie sabe.
Barcelona: Grijalbo, p.45-46. ISBN: 9788425349102.
Un párrafo
fascinante, casi mágico, pero que cansa tras la interminable retórica de este
hombre, y que lejos de destacar un momento álgido se convierte en algo común,
al estar al mismo estilo que el resto de pasajes.
Toda la
novela es igual. Recupera cierta soltura en los momentos en que el profesor da
clase, pero fuera de ahí es muy agotadora leerla.
En fin,
cuenta la historia de Margherita, una adolescente que acaba de empezar el
instituto, y a ese momento crucial en la vida debe unir el hecho de que su
padre acaba de dejar a su madre. Con todo ello acaba hundida en la
incertidumbre y la tristeza.
La novela
fluye en torno al personaje de Margherita, sus sentimientos y pensamientos. En
la vida de la joven va a cruzarse Giulio, un joven marcado por un pasado vacío
y no muy seguidor de las normas. Casi un gamberro al que, sin embargo, le da
por escuchar a Beethoven. Juntos, ambos irán redescubriéndose y creciendo.
Pero no es
tampoco una novela de amor, sino más bien de sentimientos.
Alessandro
D’Avenia recupera para esta novela también el personaje del profesor, aunque
lejos de ser la figura profética y guía de su anterior novela, el profesor de Cosas que nadie sabe es un ser inseguro
y pusilánime, alguien que también trata de enfocar la enseñanza desde un punto
de vista distinto al convencional, mejor para sus alumnos, pero que luego en su
vida privada se convierte en un quiero y no puedo sin sangre en las venas. Un
señor que ni fu ni fa, con una novia con más paciencia que un santo.
El elenco se
completa con la peculiar amiga de Margherita, Marta, y su extravagante pero
excepcional familia. La mayoría de sus miembros tan solo aparecen en un
capítulo, pero el lector los recuerda durante toda la novela.
Y la familia
de la joven: su madre, su padre, su hermano pequeño (un gran personaje también)
y su abuela, una siciliana amante de la cocina que fue el personaje que más me
gustó. Probablemente, tal y como me sucede en estos casos, porque extraño a la
mía.
En el libro
aparece un pasaje que me gustaría destacar:
“En la vida de todos los días nadie te pide
que cuentes la historia que te atormenta el corazón o te lo corroe, y si
alguien te lo pide, en la vida de todos los días nadie consigue contar esa
historia, porque nunca encuentras las palabras y los matices adecuados, no te
atreves a ser frágil y auténtico, a estar desnudo. Esa historia debe llegar
desde fuera, como cuando los libros nos eligen y los autores se convierten en
amigos a los que nos gustaría llamar por teléfono al concluir la lectura para
preguntarles cómo es que nos conocen o dónde han oído nuestra historia. Esa
historia es un espejo que te sorprende exclamando: habla de mí, este soy yo,
pero no tenía palabras para contarlo. Y a lo mejor descubres que no estás solo,
definitivamente solo.”
Es un pasaje
que me parece tan cierto que me encantó. Es verdad que los libros que mejor
conectan con nuestra alma son aquellos que contienen al menos un diminuto
fragmento de esta. Por desgracia, aquellos que pueda contener esta novela en particular,
se ven eclipsados por la fatiga que su prosa crea en el lector. Y es que la
novela cuenta con algunas frases y pensamientos brillantes, pero que son como
estrellas titilantes en el infinito vacío del negro espacial. Negrura que se lo
come todo, que no permite que destaquen pasajes como:
“El corazón no es sino una fila de
habitaciones, cada vez más pequeñas, una entra en la otra por una pequeña
puerta cerrada y por escaleras que bajan. En total son siete habitaciones. El
corazón del corazón es la séptima, la de más difícil acceso, pero la más
luminosa porque las paredes son de cristal. La alegría y el dolor llegan a esa
habitación y son la llave para entrar. La alegría y el dolor lloran las mismas
lágrimas, son la madreperla de la vida, y lo que importa en la vida es mantener
intacto ese trocito de corazón, tan difícil de alcanzar, tan difícil de
escuchar, tan difícil de regalar, porque ahí todo es verdadero”.
D’AVENIA, A.
(2013). Cosas que nadie sabe.
Barcelona: Grijalbo, p.223. ISBN: 9788425349102.
En fin, una
novela con una historia que sí es cierto que mejora en la tercera parte del
libro, pero en la que se echan de menos los momentos que tenía la anterior
cuando casi sin querer te arrancaban la sonrisa. ¿Mi recomendación? Allá cada
uno, yo creo que tenemos demasiado poco tiempo como para no seleccionar muy
bien los libros que leemos, y este puede quedarse en el estante. Pero para
gustos, los colores, oiga. Y dicho esto, hala, me voy a abrazar un árbol…
-Título:
Cosas que nadie sabe.
-Autor:
Alessandro D’Avenia.
-Género:
Narrativa.
-Editorial:
Grijalbo.
-Precio:
17,90€.
-Isbn:
9788425349102.
-Alma:
Recargada y con claroscuros, hecha de requesón, chocolate y corteza negra de
roble.
Yo leì Blanca como la nieve roja como la sangre. Me encantò màs que todo por como D'Avenia, que es un genio de la vida, plasma la vida de un adolescente y sus pequeñas y grandes crisis. Yo, con 16 cuando lo leì (ahora tengo 17 casi 18) me sentì plenamente identificada con los fuertes sentimientos de Leo. Ademàs me fascinò la forma màgica de como narra los episodios màs fuertes e importantes entre Leo y Beatrice y Leo y Silvia. Te hacen sentir las sensaciones de Leo como si fueran propias. Si embargo es una novela muy juvenil, demasiado juvenil, que o me extrañaria que a un adulto no le encante, està hecha para penetrar violentamente en los corazones de los adolescentes.
ResponderEliminarCosas que nadie sabe lo quise leer por que habìa escuchado de un adulto que era un libro increible. Ademàs ha crecido en mì cierta admiraciòn por Alessandro D'Avenia, porque si en Blanca como la nieve parecìa saber algunas cosas de la vida que no estàn escritas en ningùn libro de ciencias, pues en Cosas que nadie sabe parece que las sabe todas y de memoria, pese al tìtulo del libro.
Sabìa que este libro era mucho màs fuerte y hablaba de la vida de una manera mucho màs directa, sin vacilaciones que en Blanca como la nieve...
El primer capìtulo me cautivò, sentì genuinamente lo que Margherita (mi personaje favorito) sentìa y vivìa, al igual que en el epìlogo, màgicos parrafos capaces no de hacerte sentir las sensaciones del personaje, pero sentir los sentimientos del personaje. La adolescencia de Margherita explotaba y me encantò el enfoque màgico, positivo y bello que le da a esta etapa de la vida, escribiendo en un libro lo que nunca habìa podido yo decir sobre mi adolescencia, mis etapas, mi vida.
Me parece que aunque es cierto que los pàrrafos estàn muy cargados, es lo que precisamente ayuda a meterse en la escena, tan màgica o devastadora de cada episodio del libro.
Pero sobre todo me parecio que el libro contiene en cada pàrrafo dardos de verdades de la vida que solo en la literatura se encuentran. Me encantò la idea madre del libro que en cada dolor hay una perla, la madre perla de la vida donde el dolor y la belleza son compatibles.
Nosotros los hombres hemos tratado de poner dos caras de una misma moneda en dos distintos bolsillos. La belleza y el dolor, el dolor primero, luego la belleza.
Me encantò el libro, pero cada quièn es cada quièn.
Creo que el libro està hecho màs para personas muy imaginativas, muy soñadoras y muy capaces de sentir sin miedo e imaginar sin miedo y sobre todo darse cuenta de la realidad de la vida sin miedo...
Muchas gracias por tu reseña, Pilar.