Un ejemplo es cuando estás colocando un mueble, tienes el suelo sembrado de libros y llevas diez o doce en brazos, y llega alguien y te pregunta "¿eres de aquí?". Telita, la capacidad de observación.
Pues bien, el otro día estaba yo con un compañero, y se nos acercó una señora. Era bastante maja, y nos dijo muy dicharachera "perdonad, ¿el libro del verano?". Claro, nosotros nos quedamos un poco así, pensando si era un libro con ese título, o con un título que fuera El verano tal (como El verano de los juguetes rotos, por ejemplo), o algo así. Al vernos paraos, la señora, que era muy simpática, nos dijo "sí, hombre, el libro del verano". Esto no nos sacó mucho de dudas, así que la buena mujer tuvo que armarse de paciencia y especificar "el que lee todo el mundo: el año pasado hubo uno, pues el de este". Claro, ahí ya empezamos a suponer que lo que buscaba era el Georgie Dann de los libros. Así que mi compañero aventuró un "¿La chica del tren?", pero la señora ya lo había leído. Así que le enseñamos algunos y luego ella misma echó un vistazo.
Y seguro que os preguntáis, al final, ¿cuál es el libro de este verano? Pues ni Grey, ni Millenium, ni La chica ni nada, la señora se llevó Daringham Hall, así que ya sabéis.
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