Peñazo, rollaco y truñaco. Yo no sé cómo es que La chica del tren se vende tanto. A mí me llamó la atención porque llegaron un montón a la librería, y empezó a venderse. Y le eché una ojeada y parecía tener buena pinta, a pesar de que ni siquiera tiene una sinopsis que diga de lo que trata, aunque sí muchas recomendaciones de esas que muchas veces son enlatadas de escritores famosos.
Lo de que no aparezca sinopsis lo entiendo después de leerlo: básicamente os digo de qué trata: la prota es una borracha alcohólica que no hace más que ir y venir en tren. Venga p'allá, venga p'acá. Y venga a darle al gintonic. Y luego que si se siente mal y quiere dejar de beber, porque no se acuerda de las cosas, así que coge el tren y venga p'allá, venga p'acá. Pero no le sale, así que hala otro gintonic. Y así. En bucle. Claro, como sinopsis no queda comercial.
En fin, os hablo un poco más de la trama, para ser objetivo y que no parezca que leer este libro ha sido un chascazo y una pérdida de tiempo. Yo pensaba que iba a ser una historia de misterio. Y misterio tiene: el misterio de por qué está entre los más vendidos. Bueno, la historia la narran tres personajes, todos mujeres:
- Rachel, la protagonista, alcohólica, gordita y deprimida. Se ha divorciado y no lo supera. Vive con una amiga que parece el santo Job, hay que hacerle un monumento al aguante pero ya. Y cada día coge el tren fingiendo que va al trabajo del que hace tiempo la despidieron. Pasa por delante de su barrio, de su antigua casa, donde vive su ex con su nueva esposa, y de otra casa cercana, donde suele ver a una pareja cuya vida feliz se inventa. Hasta que sucede lo que da carácter policiaco a esta novela y va involucrándose en la vida de esta pareja.
- Megan, la mujer cuya vida Rachel se inventa al verla cada día desde el tren. Es la esposa de Scott, y el centro del misterio de la novela. Nos os digo más, por no destripar la poca chicha que tiene este libro.
- Anna, la amante y nueva esposa del ex de Rachel, Tom. Obsesionada con su idílico matrimonio, su esposo y su bebé. Sufre porque Rachel no supera la ruptura y acosa a su familia. Es una señora un poco coñazo la mayor parte de la novela.
Y nada, la vida de estos tres personajes se entrecruza, y reconstruyendo el pasado y un día concreto que Rachel no puede recordar debido a su melopea, pues va pasando la novela. Un derroche de misterio y diversión, vamos.
Quizás sea porque me gustan las novelas de Agatha Christie y con ellas siempre estoy tratando de averiguar quién es el culpable (cosa que solo en logrado una o dos veces), pero con esta la cosa no es tan complicada. Para empezar el culpable tiene siempre que ser uno de los personajes, claro, y como hay pocos, pues hay pocas opciones. Así que empiezas a hacer hipótesis sobre motivos y oportunidades. Llegó un momento, a la mitad de la novela, ya decepcionado con la misma, en que pensé que como encima al final fuera una especie de Perdida, ya sería el colmo. Bueno, no es así, pero llega un momento en que supondrás quién es el/la culpable. Y entonces todavía querrás pensar que es un buen libro, y pensarás que tendrá un giro impresionante al final (para eso en la última página pone "Guarda el final en secreto. Y si no puedes contenerte... comparte tu experiencia en www.lachicadeltren.com/final"). Pues no. Esta página al final debe estar puesta de coña, porque acaba simplemente como acaba, sin nada llamativo.
No sé, lo mismo soy yo solo a quien no le ha gustado (al fin y al cabo mucha gente lo compra, no estarán equivocados. A Resee Witherspoon, protagonista de Una rubia muy legal, le gustó). Pero personalmente creo que es un libro que ha creado unas expectativas que no cumple ni de lejos. No lo puedo recomendar, lo siento.
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