La casa de Riverton. Bien. Lo que me ha
hecho sentir esta novela puede sintetizarse en dos palabras. Por favor, pulsad
play:
Efectivamente.
Es una novela sosa como pocas (el autor del blog Yos y sus paranoias diría que es más sosa que Conchita recién
levantada de la siesta). Es más lenta que Oliver y Benji rematando un córner. Y
encima es muy larga (o se hace), que dura más que un traje de pana.
Uno lee la
sinopsis de la contraportada y ve que pone que en 1924, durante una fiesta, un
joven poeta se suicida. En la actualidad se va a rodar una película, y Grace,
antigua doncella de Riverton, la mansión donde sucedió todo, rememora los
acontecimientos que desembocaron en la tragedia. Total, que yo esperaba
misterio y suspense. Pero no…
Me compré
este libro en realidad porque El jardín
olvidado, que tan bien dicen que está, no ha salido aún en bolsillo, así
que opté por éste, de la misma autora, pero que sí está en este formato. Once euros
tirados alegremente a la basura. Con la crisis. Menos mal que dice Rajoy que “vamosh
por el buen camino”.
He aquí un sabio
consejo que no debéis desoír: Si un libro, aunque tenga una portada llamativa y
la sinopsis parezca interesante, sale directamente en bolsillo o es
sospechosamente barato, huid insensatos, como si se os echara encima una
estampida de rinocerontes, huid como de una fiesta en la que pinche Paquirrín.
Yo caí en la
trampa. Es cierto que salió directamente en bolsillo tras el éxito de El jardín olvidado, a pesar de ser
anterior a ésta, pero pensé que estando entre los más vendidos de bolsillo y
costando algo más que otros bolsillo, pues estaría bien. Error.
El maltrecho
poeta apenas hace un par de apariciones durante las tres primeras cuartas partes
de la novela. Y luego reaparece al final para el clímax (por llamarlo de algún
modo, porque para entonces tienes tantas ganas de llegar al final y terminar
con el libro…).
Quisiera explicaros
un poco el argumento, pero no sé qué decir, porque pasar, lo que se dice pasar,
no es que pase nada… Grace nos va desgranando una época, pero simplemente la
novela transcurre con el transcurrir sencillo de la vida de sus protagonistas,
a los que tampoco les suceden grandes hechos. Fuera de lo valioso de la
descripción de una época ya pasada, seguro que os entretiene más salir al
descansillo y que la vecina os cuente su vida…
Y lo más
gordo es que se trata del ejemplo perfecto de una novela que aburre y no
engancha cuando sin embargo estéticamente y a nivel de estilo es magnífica. Posee
frases interesantes, bonitas metáforas, unos personajes con personalidades muy
definidas, bien construidos, con una psicología desarrollada, etc. es una lástima
que el sopor que produce no te deje apreciar su prosa en todo su esplendor.
A favor de la
novela debo destacar el sinnúmero de detalles que la enriquecen, que despliegan
los años veinte ante nuestras narices, su sociedad, sus costumbres. Grace, la
Grace anciana, es un personaje que me ha gustado mucho. Quizá no sea más que
porque suele pasarme con este tipo de personajes, que me recuerdan a mi propia
abuela, a la que echo mucho de menos. Una gran mujer, fuerte, sacrificada. Que siente
la necesidad, al acercarse la muerte, de desvelar su secreto. En este sentido
me recordó bastante a El cuento número trece. En ambas novelas una anciana necesita en el límite de su vivir
desprenderse de una carga, y nos narra una época pasada, con secretos
familiares. Eso sí, El cuento número
trece vale la pena leerlo. A diferencia de esta novela, posee argumento y
giros argumentales.
La Grace
anciana es un personaje profundo, lleno de rincones y recovecos, con una
compleja relación familiar y un pasado largo (como la novela, claro).
Me gustaron
también los tópicos de la ancianidad, como cuando la hija de Grace le pide que
no se mueva mientras ella va a un recado, y ella piensa que a dónde creerá ella
que tiene tanta ansia por ir… Y detalles así, en la residencia, en sus
sentimientos, en los achaques, en la maraña de pensamientos y su ir y venir…
Definitivamente la Grace anciana me gustó especialmente. Ya os lo he dicho: la
novela está bien escrita, es rica en detalles y expresiones, los personajes
están asombrosamente bien creados. El problema es el argumento.
La Grace
joven, en cambio, no me cae tan bien. Es una cotilla, que sin rubor reconoce
que espía a hurtadillas escenas y conversaciones. Sí, fiel a su señora y todo
lo que quieras, pero cotilla y un poco pánfila. Menos mal que con los años
espabiló y se convirtió en la otra Grace.
Por lo demás,
la novela es casi como la serie Downton
Abbey. En ambas se explora la división social entre señores y servicio, en ambas
la pinche es un poco tonta y todos se burlan de ella, en ambas se narra la
Guerra y sus traumas, etc. Pero Downton
Abbey me gusta, he visto las dos temporadas y espero la tercera. La Lady
Violet de la serie, con sus comentarios mordaces, nada que ver con la Lady
Violet del libro éste, que es que es tan tostón…
Los
personajes cubren toda la escala social. Están los miembros del servicio, como el
señor Hamilton, el mayordomo, rígido y adusto, pero noble y fiel, o la señora
Townsend, la cocinera, rechoncha y decidida; Alfred, el lacayo, que evoluciona
desde ser un joven alegre a convertirse en un hombre que sufre el trauma de
guerra, y Myra, la otra criada, que al principio parece un poco huraña, pero
luego… menos.
Y están los
señores, Lady Clementine, con su pesimismo crónico, amiga de la familia, las
distintas ladys y lords, y las dos hermanas, Emmeline y Hannah, una un poco loca
y díscola; la otra, la que parecía rebelde e independiente, quien finalmente
sacrificará sus sueños y será la responsable. O tal vez no.
Ambos
personajes, sus relaciones entre sí, con su hermano David, con Robbie, el poeta
que por fin tiene la gentileza al final de morirse y que termine el libro, con
Teddy, con la propia Grace… son perfectos. Pocas novelas he leído con unos
personajes, todos ellos, tan bien construidos. Puede que cada uno encarne un tópico, y sean personajes típicos (la típica criada, el típico mayordomo, la típica niña bien que quiere aventuras...), pero su pensamiento, su sentir y sus interrelaciones están bien desarrollados.
Debo
reconocer, no obstante, que aunque la novela no me haya gustado, el final, la
última parte, ata todos los cabos sueltos con una gracia tal que queda un final
redondo. Nada se deja al azar. Detalles que aparecían al principio o a lo largo
de la novela encuentran aquí su valor y su sentido. Todo se encaja y se pule
para formar un final sin un solo descuido. No es que esto haga que valga la
pena leerse la novela, pues ya he dicho que precisamente no es de estilo
literario de lo que adolece, pero al menos, tras el esfuerzo titánico de
culminar las 500 páginas te queda el regustillo de cómo todos esos detalles van
encajando. Lo malo es que, para algún misterio que haya, casi siempre lo adivinas de antemano. No os quiero revelar nada, porque para algo que pase, no os lo voy a
chafar… Solo he mencionado que al final el poeta muere, pero eso ya se sabe
desde el principio, como en Crónica de
una muerte anunciada, así que…
Pues nada, mi
recomendación es que podéis mejor invertir en otra novela. O esperar a que
salga en bolsillo, si no queréis comprarla en grande, El jardín olvidado, que sí que dicen que está muy bien. Si a pesar
de todo decidís leer esta novela, no digáis que no os lo advertí…
-Título:
La casa de Riverton.
-Autor:
Kate Morton.
-Género:
Narrativa.
-Editorial:
Punto de lectura.
-Precio:
10,95€.
-Isbn:
9788466325066.
-Alma:
sosegada y tranquila, detallista, de té caliente con posos de melancolía.
Mi tercer intento para tratar de leerla entera. (Tengo una fe increíble)
ResponderEliminarPuff, y tanto, a mí se me hizo muy pesada. Está mejor El jardín olvidado, es del mismo estilo pero algo menos lento. ¡Gracias por el comentario!
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