miércoles, 27 de junio de 2012

La casa de Riverton



La casa de Riverton. Bien. Lo que me ha hecho sentir esta novela puede sintetizarse en dos palabras. Por favor, pulsad play:



 
 
Efectivamente. Es una novela sosa como pocas (el autor del blog Yos y sus paranoias diría que es más sosa que Conchita recién levantada de la siesta). Es más lenta que Oliver y Benji rematando un córner. Y encima es muy larga (o se hace), que dura más que un traje de pana.
Uno lee la sinopsis de la contraportada y ve que pone que en 1924, durante una fiesta, un joven poeta se suicida. En la actualidad se va a rodar una película, y Grace, antigua doncella de Riverton, la mansión donde sucedió todo, rememora los acontecimientos que desembocaron en la tragedia. Total, que yo esperaba misterio y suspense. Pero no…
Me compré este libro en realidad porque El jardín olvidado, que tan bien dicen que está, no ha salido aún en bolsillo, así que opté por éste, de la misma autora, pero que sí está en este formato. Once euros tirados alegremente a la basura. Con la crisis. Menos mal que dice Rajoy que “vamosh por el buen camino”.
He aquí un sabio consejo que no debéis desoír: Si un libro, aunque tenga una portada llamativa y la sinopsis parezca interesante, sale directamente en bolsillo o es sospechosamente barato, huid insensatos, como si se os echara encima una estampida de rinocerontes, huid como de una fiesta en la que pinche Paquirrín.
Yo caí en la trampa. Es cierto que salió directamente en bolsillo tras el éxito de El jardín olvidado, a pesar de ser anterior a ésta, pero pensé que estando entre los más vendidos de bolsillo y costando algo más que otros bolsillo, pues estaría bien. Error.
El maltrecho poeta apenas hace un par de apariciones durante las tres primeras cuartas partes de la novela. Y luego reaparece al final para el clímax (por llamarlo de algún modo, porque para entonces tienes tantas ganas de llegar al final y terminar con el libro…).
Quisiera explicaros un poco el argumento, pero no sé qué decir, porque pasar, lo que se dice pasar, no es que pase nada… Grace nos va desgranando una época, pero simplemente la novela transcurre con el transcurrir sencillo de la vida de sus protagonistas, a los que tampoco les suceden grandes hechos. Fuera de lo valioso de la descripción de una época ya pasada, seguro que os entretiene más salir al descansillo y que la vecina os cuente su vida…
Y lo más gordo es que se trata del ejemplo perfecto de una novela que aburre y no engancha cuando sin embargo estéticamente y a nivel de estilo es magnífica. Posee frases interesantes, bonitas metáforas, unos personajes con personalidades muy definidas, bien construidos, con una psicología desarrollada, etc. es una lástima que el sopor que produce no te deje apreciar su prosa en todo su esplendor.


A favor de la novela debo destacar el sinnúmero de detalles que la enriquecen, que despliegan los años veinte ante nuestras narices, su sociedad, sus costumbres. Grace, la Grace anciana, es un personaje que me ha gustado mucho. Quizá no sea más que porque suele pasarme con este tipo de personajes, que me recuerdan a mi propia abuela, a la que echo mucho de menos. Una gran mujer, fuerte, sacrificada. Que siente la necesidad, al acercarse la muerte, de desvelar su secreto. En este sentido me recordó bastante a El cuento número trece. En ambas novelas una anciana necesita en el límite de su vivir desprenderse de una carga, y nos narra una época pasada, con secretos familiares. Eso sí, El cuento número trece vale la pena leerlo. A diferencia de esta novela, posee argumento y giros argumentales.
La Grace anciana es un personaje profundo, lleno de rincones y recovecos, con una compleja relación familiar y un pasado largo (como la novela, claro).
Me gustaron también los tópicos de la ancianidad, como cuando la hija de Grace le pide que no se mueva mientras ella va a un recado, y ella piensa que a dónde creerá ella que tiene tanta ansia por ir… Y detalles así, en la residencia, en sus sentimientos, en los achaques, en la maraña de pensamientos y su ir y venir… Definitivamente la Grace anciana me gustó especialmente. Ya os lo he dicho: la novela está bien escrita, es rica en detalles y expresiones, los personajes están asombrosamente bien creados. El problema es el argumento.
La Grace joven, en cambio, no me cae tan bien. Es una cotilla, que sin rubor reconoce que espía a hurtadillas escenas y conversaciones. Sí, fiel a su señora y todo lo que quieras, pero cotilla y un poco pánfila. Menos mal que con los años espabiló y se convirtió en la otra Grace.
Por lo demás, la novela es casi como la serie Downton Abbey. En ambas se explora la división social entre señores y servicio, en ambas la pinche es un poco tonta y todos se burlan de ella, en ambas se narra la Guerra y sus traumas, etc. Pero Downton Abbey me gusta, he visto las dos temporadas y espero la tercera. La Lady Violet de la serie, con sus comentarios mordaces, nada que ver con la Lady Violet del libro éste, que es que es tan tostón…
Los personajes cubren toda la escala social. Están los miembros del servicio, como el señor Hamilton, el mayordomo, rígido y adusto, pero noble y fiel, o la señora Townsend, la cocinera, rechoncha y decidida; Alfred, el lacayo, que evoluciona desde ser un joven alegre a convertirse en un hombre que sufre el trauma de guerra, y Myra, la otra criada, que al principio parece un poco huraña, pero luego… menos.
Y están los señores, Lady Clementine, con su pesimismo crónico, amiga de la familia, las distintas ladys y lords, y las dos hermanas, Emmeline y Hannah, una un poco loca y díscola; la otra, la que parecía rebelde e independiente, quien finalmente sacrificará sus sueños y será la responsable. O tal vez no.
Ambos personajes, sus relaciones entre sí, con su hermano David, con Robbie, el poeta que por fin tiene la gentileza al final de morirse y que termine el libro, con Teddy, con la propia Grace… son perfectos. Pocas novelas he leído con unos personajes, todos ellos, tan bien construidos. Puede que cada uno encarne un tópico, y sean personajes típicos (la típica criada, el típico mayordomo, la típica niña bien que quiere aventuras...), pero su pensamiento, su sentir y sus interrelaciones están bien desarrollados.
Debo reconocer, no obstante, que aunque la novela no me haya gustado, el final, la última parte, ata todos los cabos sueltos con una gracia tal que queda un final redondo. Nada se deja al azar. Detalles que aparecían al principio o a lo largo de la novela encuentran aquí su valor y su sentido. Todo se encaja y se pule para formar un final sin un solo descuido. No es que esto haga que valga la pena leerse la novela, pues ya he dicho que precisamente no es de estilo literario de lo que adolece, pero al menos, tras el esfuerzo titánico de culminar las 500 páginas te queda el regustillo de cómo todos esos detalles van encajando.  Lo malo es que, para algún misterio que haya, casi siempre lo adivinas de antemano. No os quiero revelar nada, porque para algo que pase, no os lo voy a chafar… Solo he mencionado que al final el poeta muere, pero eso ya se sabe desde el principio, como en Crónica de una muerte anunciada, así que…
Pues nada, mi recomendación es que podéis mejor invertir en otra novela. O esperar a que salga en bolsillo, si no queréis comprarla en grande, El jardín olvidado, que sí que dicen que está muy bien. Si a pesar de todo decidís leer esta novela, no digáis que no os lo advertí…
 Os dejo el primer capítulo, para que echéis un vistazo.

-Título: La casa de Riverton.
-Autor: Kate Morton.
-Género: Narrativa.
-Editorial: Punto de lectura.
-Precio: 10,95€.
-Isbn: 9788466325066.
-Alma: sosegada y tranquila, detallista, de té caliente con posos de melancolía.



2 comentarios:

  1. Mi tercer intento para tratar de leerla entera. (Tengo una fe increíble)

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    Respuestas
    1. Puff, y tanto, a mí se me hizo muy pesada. Está mejor El jardín olvidado, es del mismo estilo pero algo menos lento. ¡Gracias por el comentario!

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