Como
seguramente sabréis, y si no, ya os lo digo, compagino mis estudios con un
trabajo en una librería. Y se me ha ocurrido que lo más probable es que el
mundo entero, incluso más allá, se muestre expectante por descubrir los
entresijos subyacentes de la vida de un librero. Cuando uno piensa en la típica
señora con moño y gafas que siempre te está chistando (bueno, eso es una
bibliotecaria, pero da igual) la ve ahí, tras su mostrador, rodeada de libros.
Pero, ¿alguna vez os habéis preguntado cuáles son sus vivencias en la librería?
¿Qué clase de gente compra libros y cómo lo hace? ¿Alguien más ha consultado
alguna vez aquello tan ridículo que consultaste tú? ¿Alguien se para en el
estante de los kamasutras? ¿Es cierto el increíble magnetismo sexual de los libreros?
Bueno, a eso ya os respondo que sí, no hay más que verme. Y a lo largo de las
entregas de este “Diario” os desvelaré curiosidades y anécdotas de la vida
entre libros.
Para esta
primera entrega necesitaría la sintonía de Barrio Sésamo…
Vale, ahora
sí. Y es que voy a hacer de Coco, y os voy a enseñar algo que,
sorprendentemente, la gente tiene muy poco claro: el concepto de edición.
Preparaos para pasmaros, porque voy a ilustraros.
Según la Real
Academia de la Lengua Española, edición es el “conjunto de ejemplares de una
obra impresos de una sola vez, y, por ext., la reimpresión de un mismo texto”.

Y esa es
otra: las distintas ediciones son iguales entre sí. Una cosa es, por ejemplo,
libros de texto, o diccionarios, que de una edición a otra pueden diferir en
algo, pero en una novela que sea una nueva edición solo significa que la tirada que
la editorial previó para vender ese libro se ha agotado y ha impreso otra (a no ser que entremos en otros factores como que cambie la encuadernación, tamaño, etc.). El
libro sigue siendo el mismo y tiene por ello el mismo ISBN.
Y una cosa
más: que un libro vaya por la vigésima edición y otro por la octava no
significa nada en términos relativos, porque son cifras absolutas. Las tiradas
no contienen el mismo número de ejemplares. La editorial puede pensar que de
tal novela venderá tantos ejemplares, y publicar una tirada con ese número de
libros, mientras que para otra novela preverá un número mayor o menor de
ventas, por lo que el número de libros de la tirada será distinto. Por eso,
perfectamente el libro que va por la octava edición podría haber vendido más
ejemplares que el que va por la vigésima, si la tirada de este es menor. Para
poder comparar hay que relativizar, y ver de cuántos ejemplares se compone cada
tirada en cuestión. Por eso, que en la portada coloquen una pegatina que diga
“nosecuantas edición”, pues es ilustrativo, pero realmente la información viene
cuando dice “300.000 ejemplares vendidos”, por ejemplo.
Y hasta aquí
esta primera entrega del diario, que más que un diario ha sido una clase. Pero
bueno, así, cuando vayáis a la librería no quedaréis mal preguntando “Ay, niño,
es que aquí pone segunda edición, ¿no tendrás la primera?" (a no ser que sea eso
lo que buscáis específicamente porque queráis tener primeras ediciones, claro).
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